"Mi Asunción de ayer" es mi canción más querida. Recuerdo que cuando empezamos a componer juntos, con mi amigo y hermano Hugo Figueroa, un día me dio un casete y me dijo: "Escuchalo, a ver qué te transmite". Era una típica grabación suya: él cantando con su guitarra iluminada, "dadadá, dadadí", solo para respetar la dictadura de la métrica. Era nuestro método de componer, desde el principio. De ida al diario y a la vuelta, en aquel viejo Passat, escuchaba la cinta. Una y otra vez. Y la melodía, entrañable y melancólica, me llevaba a mi infancia. Cuando terminé la letra, fuimos a lo de Marquitos de Brix. "La gran puta", dijo, con aquella sutileza que le caracterizaba. "O la canto yo o yo", dijo. Y explotó su risotada de siempre. La grabamos en el estudio de Oscar Fadlala. La canción fue mención de honor en el Concurso Nacional de Composición organizado por el MEC. Y aunque proyectamos muchas veces, no pudimos ponerla en un disco con Marquitos, que se nos adelantó en el viaje. Pero que la haya cantado él, mi amigo de infancia y compañero del colegio en aquel 1º 14 del Colegio Nacional de la Capital, es acaso uno de los honores más altos con que su amistad me homenajeó.