“El mejor medio es el que está mejor informado, y el mejor informado es el que dispone de mejores fuentes de información”.
José María Caminos Marcet
En la redacción de un medio es común escuchar el dicho de que los periodistas no somos adivinos. Es el argumento de cualquier reportero en cuya área ocurrió algo del que en el periódico donde trabaja, se enteran a través de la competencia.
¿Qué pasó? Pues, el periódico de la competencia, contaba con alguien clave, involucrado o cercano a la noticia, que habló. Contó una historia o brindó partes de ella para que el reportero buscara el resto. Ese alguien, es la fuente. Un elemento clave en el periodismo, que se convierte en el vértice principal de la tarea informativa, sin el que muchas grandes historias no se hubieran conocido.
Los periodistas contamos lo que nos cuentan. Luego de chequearlo, verificarlo, contrastarlo. Un periodista que se precie, vale lo que su agenda, lo que su fuente. La fuente es la esencia de la actividad informativa y constituye un sello de distinción para el medio. Giovanni Cesáreo dice: “No solo condiciona todas las fases sucesivas de la producción informativa sino que a veces está en posición de gobernarla”.
De allí la importancia estratégica de cultivar las fuentes. Un cultivo que nos permita a los periodistas estar lo suficientemente cerca de ellas para conocer lo que hacen desde adentro, pero lo suficientemente lejos para guardar una distancia prudencial y una independencia respetuosa con el lector.
Hay una necesidad mutua: La fuente necesita del periodismo para que su confidencia llegue al gran público y el periodista necesita de la fuente para ofrecer la información.
Pero, ¿qué o quienes son la fuente? De acuerdo con las teorías, denominamos fuentes a las personas o grupos de personas que nos suministran informaciones para que los periodistas, luego de procesarlas, las convirtamos en noticia. Pero también son consideradas fuentes, los documentos, los libros, las publicaciones especializadas, las bibliotecas, los archivos.
Una fuente no siempre puede brindar información. En ocasiones, puede aportar su apreciación personal sobre un hecho por contar con un acabado conocimiento del entorno donde se produjo. Siendo la fuente partícipe o cercana a la cuestión, brinda aportes complementarios para la comprensión de eventuales puntos obscuros.
DE INFORMANTE A FUENTE
Los periodistas de investigación tienden a diferenciar las definiciones entre informantes y fuentes. El informante es aquel con quien el periodista tiene una relación ocasional mediante la que accede a “la punta del ovillo” de un hecho noticioso. El informante brinda datos puntuales pero no concretos que, sí, servirán para bucear en las profundidades y buscar el corazón de la noticia. En ese marco, entonces, son consideradas fuentes, aquellas con las que el periodista tiene contacto permanente y le permite acceder a información continua y de calidad. El periodista sabe que contará con su predisposición permanente.
¿Quiénes pueden ser fuente? Por lo general, consideramos como potenciales fuentes a aquellas personas que por su posición económica, política, laboral, tienen acceso a información privilegiada. Será el periodista el que juzgue si la fuente es válida, apoyado en la calidad de información que le suministre.
Paul N. Williams lo ve de esta manera: “La diferencia entre informante y fuente de información se puede efectuar desde el momento en que el periodista ha comprobado que el informante está en lo cierto en un 90% de la información que te proporciona. Sólo piensas en él como una fuente después de que te haya dicho cosas que otras personas están intentando ocultarte. Cosas que tus lectores quieren conocer, pero que no puedes averiguar por ti mismo".
También están los denominados “productores de información”. Las agencias de noticias o los gabinetes de prensa. Estos pueden proveer importantes informaciones, pero para noticias que serán dadas a todos los medios. No brindan exclusividad. Su trabajo es la difusión de información. Por ende, al menos para el periodismo de investigación, los gabinetes de prensa y las agencias, no son tenidos en cuenta como fuente.
"Hablamos de productor de información a propósito de noticias cuyo objeto o tema es alguna personalidad: lo que dice o hace la persona es el objeto de la noticia. Hablamos de fuente cuando el tema u objeto de la noticia es distinto o diferenciable de la persona que aporta los datos“, según afirma Núñez Ladevéze.
USAR LAS FUENTES. SER USADO POR ELLAS
Una relación entre periodista y fuente debe ser de franco respeto. El periodista debe mantener su sentido ético inalterable, priorizando su labor informativa, en busca de la verdad. Debe ser consciente de que la fuente es y será parte interesada del hecho noticioso. A menudo, se encontrará con que la fuente lo quiere utilizar.
Algunos periodistas se dejan utilizar por la fuente, porque consideran que la información que le suministra es de interés público. Pero deberán aguzar sus instintos y sus conocimientos del caso investigado para determinar si le oculta datos que, por ejemplo, eventualmente, lo comprometen.
Dice Héctor Borrat: “(…) Ningún actor se arroga el rol de fuente espontánea si no es para defender sus propios intereses y atacar los de su antagonista. La espontaneidad de la fuente no es pues gratuita ni generosa, sino interesada”.
Entonces, la norma, es la duda. El periodista deberá dudar, incluso, de su propia fuente.
Hubo casos en que los periodistas han protegido a sus fuentes, a sabiendas de ciertos grados de su implicancia en la noticia que suministra. Pero, como la verdad siempre llega, el ocultamiento puede quedar al descubierto un día, con el riesgo de la pérdida de prestigio del medio.
Pero también hay otros numerosos casos en que el periodista descubre la implicancia de su fuente en la noticia investigada, al cotejar la información con otros actores. Y por ende, no debe protegerla. Perderá una fuente, sin dudas. Pero habrá actuado con sentido ético.
De hecho, la relación con la fuente no está exenta de conflictos. Como dice Borrat: “Entre periodista y fuente se establece un permanente contacto en el que el periódico corre siempre graves riesgos de conflictos: conflicto con la fuente cuya información omite, o cita e manera errónea o mentirosa; conflicto con los actores excluidos, incluidos o jerarquizados por la información comunicada por la fuente; conflicto con otros medios a los que ha ganado en la competición por el acceso a las fuentes exclusivas y a las fuentes de alto prestigio o poder”.
EL VALOR DEL MEDIO Y EL DEL PERIODISTA
El medio suele ser un factor determinante a la hora de acceder a determinadas fuentes. Por lo general, estas tienen interés específico en un determinado medio. Puede ser por su línea editorial, por su tirada, por su alcance. En el caso de las fuentes institucionales, se sabe que incluso penalizan a un medio y premian a otros. Penalizan a aquellos cuya línea editorial no les favorece, premia a esos que han dado en llamarse “prensa amiga”.
Pero también hay periodistas que siguen contando con las mismas fuentes aún cambiando de medios. El valor, es el suyo, su prestigio, su experiencia, el buen comportamiento de años.
ATRIBUCIONES DE LAS FUENTES
En el periodismo de investigación, el traspaso de información entre fuente y periodista, y viceversa, se da casi siempre con condiciones. Se establece una suerte de pacto. En ocasiones, la fuente puede autorizar que se la identifique en la publicación. A eso se denomina “con atribución directa” (on the record). Pero lo común, es que la fuente pida que no se la identifique, alegando temor a represalias casi siempre ciertas. A esto se denomina “con atribución reservada. También puede darse que la fuente brinde datos para uso exclusivo del periodista, con la condición de que no se publiquen. Esta atribución reservada, es delicada y peligrosa. La llaman off the record.
La atribución directa (on the record) quiere decir que el periodista puede usar partes o todo lo que su fuente le dijo, atribuyéndoselas directamente. Es lo ideal, porque la noticia tiene alta dosis de credibilidad y el texto se ve enriquecido por su valor informativo. Pero no es lo usual.
Lo común, es que la fuente prefiera ser anónima. Con atribución reservada. El periodista puede usar todo lo que considere útil de las informaciones suministradas por su fuente, pero no puede mencionarla. Enmascara la identidad con denominaciones ambiguas: “fuentes cercanas…”, etc. Esta metodología, exige muchas reservas, especial prudencia y debe apelarse a ellas cuando no exista otra posibilidad de acceder a la información.
Los detractores de la atribución reservada, son muchos. Están quienes, incluso, dicen que no se deben aceptar este tipo de declaraciones. Por lo que puede verse en los diarios, son más los que aceptan las reservas de identidad de su fuente. Los que defienden la atribución directa, sostienen la seriedad de la información y consideran que la reserva de la fuente, le priva al lector de un elemento esencial para valorar el alcance de las revelaciones: ¿quién las dijo?
Los defensores de la reserva de la fuente, alegan que quien brinda la información confía en el periodista y en su medio, que no lo traicionarán pase lo que pase. Se recomienda, en ambos casos, prevenir al lector en el primer párrafo sobre el tipo de fuente. Incluso, hay quienes aseguran que trabajar solamente con fuentes que se dejan identificar sería el fin para el periodismo de investigación. Porque equivaldría a brindar siempre “noticias oficiales”. Porque nadie se animaría a revelar hechos ocultos si no se le ampara en el secreto profesional.
En cuanto al Off the record, hay que entenderlo bien. Debe quedar expresamente entendido por el periodista que NO puede publicar la información que se le suministre. Algunos medios aceptan el juego, pero autoriza a sus periodistas a usar los datos si los confirma con otras fuentes.
Telemadrid, en su Libro de Estilo, expone que sus redactores deberán cumplir siempre "el compromiso con la fuente cuando le haya proporcionado información para no difundirla, aunque podrá hacer pública esa información si la obtiene y verifica en otras fuentes o por otros medios".
"Yo no me comprometo a nadie con el off the record. Puedo comprometerme, y lo hago, a no citar su nombre si me suministra la información, pero no me comprometo nunca a no publicar lo que me cuentan. Eso, para un periodista, no es más que un ejercicio de masoquismo. Por eso entiendo el off the record como la información que me suministra alguien y puedo publicarla sin citar la procedencia.", dice el conocido periodista español Pepe Rei.
Dado que en la mayoría de los casos la información que circula entre periodista y fuente es reservada, "es necesario entender el anonimato como una medida de protección de las fuentes contra posibles represalias”.
Lo que no debe perderse de vista nunca, es que la verificación de la información no se negocia. El periodista debe chequear la información cumplir con todo el proceso de verificación hasta la publicación.
NORMAS DE LA RELACIÓN PERIODISTA/FUENTE
La profesionalidad y la experiencia son decisivas a la hora de tratar con las fuentes. Algunas normas a tener en cuenta, son:
La confianza: Deriva de un conocimiento previo, de una relación. Confianza en que el periodista no fallará con su fuente. El periodista cumple los acuerdos. La corrección: Trato educado y correcto. La independencia: El periodista debe mantener una clara independencia frente a la fuente. Esto supone que en alguna oportunidad, podrá investigar a su misma fuente. Sobre todo, esto es lealtad a los lectores y a la profesión. La distancia: Entre periodista y fuente de información debe establecerse una relación de cierto distanciamiento. No existen normas concretas y la mayor o menor distancia la marcará siempre las características de la propia fuente. Cuando entre periodista y fuente existan relaciones de amistad el profesional investigador deberá ser especialmente cauto para no verse influenciado por la fuente de información. La relación con las fuentes debe estar presidida por la distancia emocional. No es conveniente estrechar lazos afectivos con personas con las que existe una relación de dependencia para conseguir información. La privacidad: Que no se identifique a la fuente ante nadie. No traicionar los pactos de silencio.
Benjamín Bradlee, mítico director del Washington Post, es nombrado siempre por la amistad que tuvo con John F. Kennedy. En su libro “La vida de un periodista”, se refiere al caso de esta manera: “La experiencia de tener un amigo en la carrera presidencial de EEUU es inesperada, fascinante y apasionante para cualquiera. Para un periodista, es todo esto más una experiencia confusa. ¿Eres un amigo o un reportero? Resulta necesario redefinir “amigo” y redefinir “reportero” una y otra vez antes de alcanzar un nivel relajado. Y eso lleva tiempo. Si el amigo resulta, en efecto, elegido presidente, la cosa se pone peor antes de volverse mejor- mucho mejor”.
ASPECTOS LEGALES
El secreto profesional es una de las piedras angulares del ejercicio del periodismo libre. En la mayoría de los países democráticos se lo reconoce, aunque no en todos los ordenamientos jurídicos se lo contemple. De hecho, hay países que lo niegan, como Francia, Bélgica, Gran Bretaña y en algunos estados de los Estados Unidos.
En Paraguay, el derecho a la confidencialidad de la fuente tiene garantía constitucional:
Artículo 29 - DE LA LIBERTAD DE EJERCICIO DEL PERIODISMO
El ejercicio del periodismo, en cualquiera de sus formas, es libre y no está sujeto a autorización previa. Los periodistas de los medios masivos de comunicación social en cumplimiento de sus funciones, no serán obligados a actuar contra los dictados de su conciencia ni a revelar sus fuentes de información.
En la Argentina, las expresiones del presidente de su Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, arroja una figura clarísima a favor del secreto de la fuente: "Si un periodista escribe que sabe dónde está un cadáver, puede ser citado para que declare dónde. Otra cosa es que le pregunten cómo se enteró".
BIBLIOGRAFÍA:
Periodismo de investigación. Teoría y práctica. José María Caminos Marcet
La vida de un periodista. Benjamín Bradlee.
La relación entre los periodistas y sus fuentes. Proyecto Antonio Nariño.
El secreto profesional. Federación de Asociaciones de Periodistas de España.